Una segunda oportunidad: tres décadas regalando esperanza a los chimpancés en África.
La historia que comenzó con Jane y un pequeño chimpancé huérfano y moribundo en un mercado del Congo -por el que luchó hasta lograr su rescate-, lleva hoy 35 años de camino y promoviendo la educación ambiental para
la conservación de la especie y su hábitat.
Fotografía: Jane Goodall Institute
Desde 1990, el Instituto Jane Goodall a nivel internacional ha reconocido que la protección del medio ambiente y la fauna silvestre van de la mano, sobre todo ante las importantes consecuencias que ha generado el veloz incremento de la destrucción de los bosques y las presiones ecológicas que genera el crecimiento de la población humana a nivel exponencial.
El Instituto trabaja directamente en varios países africanos donde habitan chimpancés, apoyando a las comunidades rurales a prosperar cultural y económicamente, al mismo tiempo que protegen los recursos naturales y ecosistemas a su alrededor.
Los proyectos de conservación se llevan a cabo en países como Tanzania, Uganda, República Democrática del Congo, Senegal y Guinea.
Paralelamente, el Instituto Jane Goodall se ha preocupado de rescatar y rehabilitar a cientos de chimpancés que se han encontrado en peligro o fuera de su hábitat natural. Para esta importante misión cuentan con tres centros que a través de diversas acciones promueven la conservación la especie en África: Tchimpunga, Senegal y Chimp Eden. Todos ellos, abocados también a una intensa labor de educación y sensibilización ciudadana.
Un sin fin de
historias maravillosas
Rescatar y rehabilitar chimpancés es una tarea que requiere esfuerzo constante y profunda dedicación. Los equipos de cuidadores han sido testigos de situaciones terribles y episodios difíciles, pero nada llena más el corazón que ver a un chimpancé rehabilitado disfrutar de una nueva oportunidad.
Aquí te mostramos algunas historias emblemáticas y llenas de esperanza.
Fotografía: Jane Goodall Institute
La resiliencia de
Anzac
El equipo de Tchimpounga recibió a la pequeña Anzac en estado crítico de salud. Era tan diminuta que el equipo veterinario tuvo que pesarla en una balanza para alimentos y con sus 2.7 kilos de peso se convirtió en una de las crías más pequeñas que han recibido en el centro de rescate.
La llamaron "Anzac" en honor al Día de ANZAC, que conmemora a los veteranos de guerra, ya que, como muchos de ellos, Anzac también había sufrido la pérdida de una extremidad, en su caso el brazo izquierdo, probablemente cuando su madre fue asesinada por cazadores furtivos.
Confiscada por las autoridades congoleñas, Anzac llegó con el brazo amputado, pero encontró en el centro un refugio seguro donde recibió los cuidados y el cariño necesarios para sanar y comenzar su recuperación. Hoy, Anzac sigue creciendo en un entorno lleno de amor y protección. Pese a su natural timidez y el estado de alerta que es huella de su pasado, la seguridad que le brinda el centro la ha llevado a tener un presente próspero y a ser cada vez un poco más confiada.
la conmovedora historia de
Wounda
Wounda fue arrebatada de su grupo familiar de chimpancés por cazadores furtivos y llegó al Centro de Rehabilitación de Tchimpounga al borde de la muerte. Gracias al cuidado del equipo del Instituto Jane Goodall, recibió tratamiento médico especializado, incluyendo la primera transfusión de sangre realizada por profesionales entre chimpancés en África, y mucho afecto por parte de sus cuidadoras. Tras su increíble recuperación, Wounda fue liberada en la isla de Tchindzoulou, donde abrazó a la Dra. Jane Goodall en un conmovedor gesto de gratitud.
Hoy, Wounda es la líder de uno de los grupos de chimpancés en la isla, donde vive en un entorno seguro, rodeada de otros chimpancés que también han sido rescatados. Es, además, la orgullosa madre de un bebé llamado Hope. Con el apoyo de su grupo y el cariño de sus cuidadores, Wounda ha formado lazos profundos y sigue siendo un símbolo de resiliencia, amor y esperanza en su nuevo hogar.
La nueva vida de
Cozy
Cozy nació en 1996 en un laboratorio de Estados Unidos donde fue objeto de dolorosos experimentos. Luego fue trasladado a Italia, donde su suerte no cambió: fue explotado para posar en fotografías y realizar trucos para entretenimiento. Las terribles golpizas que recibió en la cabeza le causaron daño cerebral, y desde 2006 vive en Chimp Eden. Cuando fue decomisado, estaba tan debilitado que no podía caminar ni mantenerse en pie.
Hoy, gracias al cuidado y la atención que ha recibido en Chimp Eden, Cozy ha logrado una notable recuperación. Aunque aún enfrenta dificultades para adaptarse completamente al comportamiento típico de un chimpancé, ha encontrado una familia entre los demás chimpancés rescatados. A pesar de las barreras que le impone su daño cerebral, ha sido aceptado por el grupo, y juntos disfrutan de una vida tranquila, rodeados de cuidado y compañerismo.